Alianza Lima se juega más que tres puntos ante Talleres en la Copa Libertadores. Es una final adelantada, no solo por lo que hay en juego, sino por lo que podría significar en la lucha por clasificar. Pero para lograrlo, el equipo de Néstor Gorosito debe ser casi perfecto.
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Y sí, eso implica ajustar detalles que han sido su gran karma en este 2025.
Si hay algo que ha marcado a Alianza en esta Copa es su falta de contundencia. En partidos recientes, las chances creadas no se han traducido en goles. Contra Talleres, eso no puede volver a pasar.
Eryc Castillo y Kevin Quevedo, encargados de explotar las bandas, deben estar finos. Si logran desnivelar en velocidad y precisión, el equipo podrá generar peligro real. Pero si fallan en el último toque, el castigo será inmediato.
Carlos Zambrano y Renzo Garcés son los responsables de mantener el orden defensivo. La línea del fondo debe seguir al pie de la letra lo que dicte Guillermo Viscarra, quien ha sido una voz de mando bajo los tres palos.
La presión alta de Talleres y su intensidad ofensiva pondrán a prueba la concentración de toda la defensa aliancista.
En medio del vértigo, Fernando Gaibor será la llave del partido. Su capacidad para filtrar balones, distribuir juego y marcar el ritmo del ataque puede ser la diferencia entre un Alianza desordenado y uno que sabe a lo que juega.
Si Gaibor está iluminado, las chances de victoria crecen. Si desaparece, Alianza pierde gran parte de su identidad.
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Con Sao Paulo y Libertad completando el grupo, una victoria ante Talleres permitiría que Alianza Lima llegue a 4 puntos y deje al rival argentino con 0. Es el escenario ideal para meterse en pelea.
Pero si el equipo no ejecuta su plan a la perfección, los números pueden empezar a jugar en contra más pronto de lo pensado.
04/05/2025
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