Selección Peruana

Todos queremos la clasificación, pero el único que realmente no merece que Perú vaya al Mundial

Todos queremos la clasificación, pero el único que realmente no merece que Perú vaya al Mundial

Por Renato Perez

Selección Peruana (Foto: La Bicolor)
Selección Peruana (Foto: La Bicolor)

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La clasificación de la Selección Peruana al Mundial 2026 sería un hito histórico que uniría a todo un país. Sin embargo, en medio de la euforia, surge una figura que empaña la celebración: Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Mientras los jugadores se dejan el alma en la cancha y los hinchas sueñan con ver a su selección en la Copa del Mundo, Lozano se erige como una sombra que proyecta dudas sobre la gestión del fútbol peruano.

Lozano ha sido objeto de numerosas denuncias y escándalos a lo largo de su gestión. Desde irregularidades en la contratación de personal hasta acusaciones de corrupción, el presidente de la FPF ha sido señalado como el principal responsable de la crisis institucional que atraviesa el fútbol peruano. Los juicios en su contra y las investigaciones que pesan sobre él han generado un ambiente de desconfianza y cuestionamiento hacia su liderazgo.

La afición peruana, cansada de las promesas incumplidas y de los constantes fracasos, exige un cambio radical en la dirigencia del fútbol nacional. Lozano, lejos de ser una figura inspiradora, se ha convertido en un símbolo de todo lo que está mal en el fútbol peruano. Su presencia al frente de la FPF genera incertidumbre y pone en riesgo el futuro de la selección y del fútbol base.



Es evidente que el fútbol peruano necesita un presidente que sea capaz de gestionar de manera transparente y eficiente los recursos de la federación, que fomente el desarrollo del fútbol base y que trabaje en conjunto con los clubes para mejorar la calidad del fútbol nacional. Lozano, con su historial de denuncias y escándalos, demuestra ser todo lo contrario.

La clasificación al Mundial 2026 sería un logro histórico para el fútbol peruano, pero este triunfo se vería empañado si Lozano continúa al frente de la FPF. Los hinchas peruanos merecen tener una federación que trabaje en beneficio del fútbol y que esté libre de corrupción. Es hora de que Lozano deje su cargo y de que una nueva generación de dirigentes tome las riendas del fútbol peruano.



En conclusión, la figura de Agustín Lozano se erige como una mancha en el brillante panorama de una posible clasificación al Mundial 2026. Mientras los jugadores y el cuerpo técnico luchan por alcanzar el sueño de todo un país, Lozano sigue siendo un obstáculo para el desarrollo del fútbol peruano. Es fundamental que la opinión pública y las autoridades competentes actúen para exigir su renuncia y garantizar un futuro más prometedor para el fútbol nacional.


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